La energía mareomotriz es aquella energía que aprovecha el ascenso y descenso del agua del mar producido por la acción gravitatoria del sol y la luna para generar electricidad de forma limpia. Se trata, por tanto, de una fuente de energía renovable e inagotable que utiliza la energía de las mareas producida en nuestros océanos.
Una central mareomotriz se basa en el almacenamiento de agua en un embalse formado al construir un dique con unas compuertas que permiten la entrada de agua o caudal para la generación eléctrica. El sistema es sencillo y sigue el mismo principio que los antiguos molinos de mareas:
cuando la marea sube, se abren las compuertas y se deja pasar el agua
hasta que llega a su máximo nivel. A continuación, se cierra el dique
para retenerla y se espera a que el mar vaya bajando al otro lado, lo
que produce un gran desnivel. Esta altura es aprovechada para hacer
pasar el agua por las turbinas y generar electricidad. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE),
sólo en aquellos puntos de la costa en los que la mar alta y la baja
difieren más de cinco metros de altura es rentable instalar una central
de estas características.
La instalación mareomotriz más importante del mundo se encuentra en Francia: la central de la Rance, inaugurada en 1966. Esta planta produce al año 600 millones de kilovatio-hora (kWh), suficiente para cubrir el 45% del consumo eléctrico
de toda la Bretaña francesa. Y todo gracias al gran potencial que
ofrece la energía de los océanos. Esta central es una prueba patente de
cómo las mareas pueden proveer una base de generación de energía que
desplace a los combustibles fósiles y a las tecnologías contaminantes
que dañan el medio ambiente.
La clave reside ahora en desarrollar tecnologías de generación de
mareas con poco impacto en la naturaleza y con menores costos de capital
y producción.
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